La Masonería simbólica de tradición se centra en un solo objetivo: el perfeccionamiento del hombre a través de un proceso de búsqueda de la Verdad que él mismo contiene. Y lo hace proponiendo un método: la vía iniciática, que es una búsqueda interior, un viaje de introspección hacia nuestra esencia, hacia lo trascendente que hay en nosotros. Seguir la vía iniciática aporta al iniciado una elevación espiritual que resulta de una confrontación dialéctica entre lo virtual y lo real, lo ancestral y lo actual, lo perecedero y lo permanente. El vía iniciática pone al ser humano en el camino de la búsqueda de la Verdad y del propio Gran Arquitecto del Universo, y por ello el triple sendero de la ética, la razón y la fe o la intuición trascendente a la luz de la libertad de conciencia. La meta de la Masonería es el perfeccionamiento moral de cada hombre y el desarrollo máximo de su ser. Considera que además de los valores humanistas es preciso atender a la componente trascendente.
La masonería es una escuela de ética, de conducta, y de preparación científica y filosófica, de progreso y de ascenso del género humano, cuyas bases fundamentales se encuentran en el pensamiento liberal. Su divisa es la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad. Purificado de sus vicios, despojado de sus errores, el masón avanza hacia la búsqueda de la verdad y estudia todo aquello que puede mejorar a la humanidad.